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Ya pasado 1 día de camino, se llegaba la noche y el bus paro en un lugar desolado donde la brisa del mar acariciaba la piel y la humedad se sentía en todo el cuerpo, la gente comenzó a descender de la movilidad y yo y yo no sabia que y me quede un momento en mi asiento sentado mirando la negra noche y el chofer me dijo no vas a bajar a cenar algo ya que no tendremos otra parada hasta llegar a nuestro destino.

Y baje sin ganas realmente, todo estaba oscuro y no me había dado cuenta que estábamos a unos metros de la
playa y sentí por primera vez el olor a mar pero solo escuchaba las olas que resonaban en la orilla fue una experiencia muy bonita y a lo lejos  se visualizaba un lugar pequeño con  algo de iluminación en medio de las penumbras de la oscuridad